lunes, 25 de junio de 2012

La depresión infantil





A pesar de que se creía que la depresión infantil no existía, hoy diversas investigaciones afirman su presencia y que ésta es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, sociales y de estrés. 



Ésta enfermedad hace referencia a un estado de ánimo en el cual el niño tiene sentimientos de tristeza, desesperación y desaliento, lo cual afecta su relación con el entorno social, y que se ha demostrado tiene un alto grado de mortalidad debido a las conductas suicidas que muchas veces se presentan.


B, J. McConville postula tres tipos de depresión infantil:
-Depresión Afectiva: se caracteriza por expresiones de tristeza, indefensión y desesperanza. Esta es más frecuente entre los seis y los ocho años.
-Depresión de Autoestima Negativa: estos sentimientos son consecuencia de ideas fijas acerca de una autoimagen negativa. Es el resultado de experiencias directas y repetibles de pérdida; aparece a partir de los ocho años.
-Depresión con sentimiento de culpa: los niños que la presentan se ven a sí mismos de una forma más negativa que las anteriores, incluso llegan a pensar que estarían mejor muertos.

Por lo tanto, de acuerdo a la edad del niño, los síntomas que se presentan varian, además influyen aspectos de género, sociales y familiares. Los diversos síntomas pueden agruparse en cuatro grandes grupos: anímicos, motivacionales, cognitivos y físicos; entre éstas conductas podemos identificar: 

  • Contínua tristeza, llora con facilidad, pérdida del interés por la escuela, aislamiento social y familiar, falta de comunicación, fatiga, aburrimiento constante, falta de concentración, frustración, sensibilidad hacia el rechazo y al fracaso, autoestima disminuida y autodesprecio.
  • Conducta agresiva, constantes dolores de cabeza y de estómago, cambios en el niño (dormir más o menos, terrores nocturnos, pesadillas).
  • Come desiado o muy poco, conductas regresivas (habla como bebé o se orina en la cama), hiperactividad, ganas de escapar y en algunos casos severos ideas suicidas.

Al final, todos los niños han estado tristes en algún momento de su vida, pero es importantísimo que si notas algunos de los síntomas mencionados, pongas extrema atención y tomes cartas en el asunto realizando una o varias evaluaciones profesionales para asegurar un diagnóstico confiable.

Los diversos instrumentos de evaluación toman en cuenta: el desarrollo de niño, madurez intelectual, estado emocional, además miden aspectos biológicos mediante análisis específicos y pruebas como el electroecefalograma EEG. 


El tratamiento para la depresión infantil debe ser individualizado y adaptado a cada caso en particular y a la fase del desarrollo en la que se encuentra el niño, en base a su funcionamiento cognitivo, su maduración social y si capacidad de mantener la atención. 

Además involucra activamente a los padres y busca realizar intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, social y escolar).
El tratamiento combinado, que incluye fármacos y terapias psicológicas, ha demostrado ser lo más eficaz en la actualidad.

Recomendaciones prácticas sobre cómo ayudar a tu hijo:

  • Da más atención de lo normal, crea un ambiente cercano y de confianza, muéstrate interesado en sus pensamientos, sentimientos y actividades.
  • Establece y mantén rutinas, él necesita saber que tiene límites y órden.
  • Reevalúa las actividades diarias del niño, puede ser que se sienta cansado y estresado.
  • Tranquilízalo, nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su sentir.